Vigilia en Roma por los migrantes muertos en el Mediterráneo

San Egidio. Corredores humanitarios para evitar muertes de migrantes

“Que los gobiernos y sociedades civiles aumenten corredores humanitarios, que sean proyectos oficiales para salvar vidas. Migrar es un derecho. Es necesario concientizar a las sociedades y jóvenes que no tengan miedo de las migraciones, los gobiernos que no levanten más muros”, son las palabras del encargado del servicio migrantes de la Comunidad de San Egidio.

Patricia Ynestroza – Ciudad del Vaticano

FUENTE: Vatican News en español, 23 Junio 2023

Este jueves 22 de junio, la Comunidad de San Egidio celebró la vigilia de oración “Morir con esperanza”. Una iniciativa que desde hace 16 años realiza junto con otras organizaciones, con las que desde el 2016 han salvado familias de migrantes, por medio de corredores humanitarios, dando la posibilidad para que los migrantes que huyen por las guerras, los conflictos, puedan ingresar a Europa legalmente con una visa.

En la vigilia de oración se recordaron a miles de migrantes fallecidos en el mar mediterráneo, tratando de llegar a Europa, recordándolos, uno a uno, con sus nombres. Un momento conmovedor. “Con esta oración se trata de levantar la voz para que los gobiernos puedan ver que la migración no es un peligro”, expresó Ugo Cianetti encargado de servicio Migrantes de la Comunidad de San Egidio.

Hacen falta realizar más corredores humanitarios

Según palabras de Cianetti, ante la imposibilidad de entrar legalmente en Italia, la Comunidad solicita a los gobiernos y sociedades civiles que aumenten los corredores humanitarios y que sea un proyecto oficial gubernamental. Y concientizar a las futuras generaciones a no tener miedo de la migración, y a los gobiernos que no levanten muros evitando el ingreso de los migrantes, «que son nuestro futuro, sobre todo en Italia, un país donde cada vez nacen menos niños. Europa necesita de los migrantes. Hay que construir puentes, para que la sociedad sea más justa, sin discriminaciones», dijo.

“Morir con esperanza”

Una oración dedicada a las 65.000 personas muertas en el mar Mediterráneo o en otras rutas desde 1990.  Un recuento dramático, que en los últimos años ha sufrido una aceleración preocupante: de hecho, hasta 24 mil personas han perdido la vida desde 2015 en el Mediterráneo y en las rutas terrestres en el intento de llegar a Europa, con las terribles masacres de Cutro (Italia) y Kalamata (Grecia) en los últimos días

Una vigilia organizada por la Comunidad de Sant’ Egidio junto con otras asociaciones comprometidas en la acogida y la integración de las personas que huyen de las guerras o de situaciones insostenibles en sus países: la Asociación Centro Astalli, Caritas Italiana, Fundación Migrantes, Federación de Iglesias Evangélicas en Italia, Scalabrini Migration International Network, Asociación Cristiana de Trabajadores Italianos, ACLI, Asociación Comunidad Papa Juan XXIII, la Asociación Cultura y deporte para Europa, ACSE.

Durante la vigilia en Santa María in Trastevere (Roma) mientras se recordaron algunos nombres de los fallecidos, se fueron encendiendo velas en su memoria. Entre los presentes, numerosos inmigrantes de distintos orígenes, algunos de los cuales llegaron a Italia con los corredores humanitarios, y familiares y amigos de los que perdieron la vida en el mar.

«Cada vida es un mundo por salvar»

Presidió la vigilia, el Cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. En su homilía, del Evangelio según San Mateo, el purpurado dijo que cada una de estas víctimas deben ser recordadas, no deben olvidarse. «El olvido es una doble traición a la vida, que exige, siempre, para todos, ser defendida y recordada… Es atroz ser ‘olvidado’ en vida, lo que significa no ser visitado, no ser esperado, no recibir importancia.

El olvido quita valor al libro que somos cada uno de nosotros, siempre únicos y dignos para todos. Los cristianos nos confiamos a un Padre que cuenta hasta los cabellos de nuestra cabeza, que conoce el nombre de un desconocido que se presenta a la puerta del rico y le saca de su miseria cubriéndole con su bondad. De hecho, nos hace comprender que, de este modo, un desconocido se convierte en el prójimo que necesitamos».

Al respecto, el Cardenal dijo que Dios conoce y protege la fragilidad de las personas. Cada uno es suyo y es precioso. Cada uno es un mundo, un mundo por salvar. Y la celebración de ayer, representó los que se lograron salvar de las aguas del Mediterráneo y que no pueden olvidar a los ahogados, a los que no lograron alcanzar la tierra firme.

«Recordaremos muchos nombres de los que no se salvaron… Nuestro prójimo. También sentimos la humillación de no poder recordar los nombres de todos aquellos santos inocentes que no encontraron a quienes les protegieran de Herodes. Tantas guerras inaceptables. Debemos tener esperanza, incluso contra toda esperanza. ¡Cuántos refugiados, son una de las consecuencias!

Jesús nos recuerda que también hay hambrunas y terremotos, en diversos lugares. Nos advierte contra los falsos profetas que nos engañan haciéndonos creer que estamos a salvo, cuando sólo estamos más expuestos y somos menos humanos. Los falsos ídolos llenan nuestros días de furia y vacían nuestros corazones de amor. Vemos tanta iniquidad y el amor se enfría, como siempre ocurre cuando no amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, ¡más bien pensamos que nos quitan el amor! He aquí, pues, la invitación a ser perseverantes, es decir, a no dejar de amar».

Morir con la esperanza de un mejor futuro

¡No se puede morir de esperanza! Los que mueren de esperanza nos piden que busquemos rápidamente para que a otros no les pase lo mismo, afirmó por último,  para encontrar respuestas posibles. es en celebraciones como esta, en la que si recordamos el dolor de esas personas, nos hace sufrir, pero también nos ilumina tanto. Que en cada uno de los corazones exista el deseo de acoger, de evitar más muertes.

 

 

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