¿Qué dijo en verdad Monseñor Argüello?

Comentario a la entrevista a Mons. Argüello

Tras la publicación en nuestra página web de unos párrafos extractados de la entrevista que el semanario Vida Nueva hace al Presidente de la Conferencia Episcopal Española, párrafos que hacen referencia al fenómeno de las migraciones y al respeto que debe tenerse a la dignidad infinita de las personas migrantes, han surgido algunas dudas que podrían suscitarse tras su lectura. Concretamente estas tres:

1) en el caso del aborto está claro que no hay otra solución que evitarlo; pero ¿no parece que en el caso de los inmigrantes la cosa no está tan clara?

2) dice que está claro que no podemos acoger a todos ¿quiere eso decir que a un porcentaje de ellos habrá que rechazarlos?

3) describe la situación del migrante llegado en una patera a una playa española; pero antes de la llegada, en las mismas pateras, ¿no está en la misma o mayor situación de indefensión?

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1)”En el seno de una mujer embarazada hay una radical indefensión, porque el no nacido es absolutamente indefenso. Mientras que en las otras situaciones… hay contextos sociales, económicos y políticos que entran en discusión” ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué no es tan claro que haya que defender a esas personas, porque quizás no estén tan indefensas?

Ni mucho menos. Aparte de que en ese mismo párrafo Mons. Argüello insiste en que está “la misma dignidad de la persona en peligro” y que esos distintos contextos “nunca pueden anular la dignidad”, está claro que, cuando se refiere a esos contextos es para decir que habrá formas diferentes de defender a esas personas indefensas, a diferencia del caso del aborto en el que no hay más que una: evitarlo y llevar la gestación hasta el parto.

2) “No podemos acoger a todos. Entonces hay que hacer lo que los médicos llamarían un triaje, un discernimiento. ¿Discernir a quiénes vamos a acoger y a quiénes vamos a rechazar?

Tampoco es eso. Que un país no puede acoger a todos lo ha dicho hasta el Papa Francisco. Pero lo que habrá que discernir será entonces saber cuál deberá ser la solución si es verdad que no podemos acoger a todos. Y por eso Mons. Argüello apela a Europa.

Es como, a una escala más reducida, cuando en Canarias no pueden acoger las avalanchas que les llegan, es lógico que haya que repartirlas entre las demás regiones de España. Igualmente, si Grecia, Italia o España no pueden hacer frente ellas solas a las llegadas masivas de inmigrantes, la solidaridad entre los Estados miembros de la Unión Europea debería impulsar a éstos a acoger su cuota de inmigrantes.

Pero con esto tampoco bastaría. Y bien lo dice el arzobispo de Valladolid cuando afirma que Europa debía abordar, no sólo la acogida de los que llegan sino las causas por las que llegan. Y en vez de dar millones de euros a los países ribereños del Mediterráneo sur para que fuercen a los migrantes a no “saltar el charco”, empezar por perdonarles la deuda insoportable que tienen algunos de ellos, y seguir por una ayuda generosa a su desarrollo para que sus habitantes puedan elegir entre su derecho a emigrar y su derecho a quedarse en sus países de origen, pues la causa de muchas migraciones es la miseria y falta de oportunidades de progresar. Para que, como dice Dignitas infinita, su dignidad social esté a la altura de su dignidad ontológica.

3) “Una vez que las personas están aquí, hay que defender esa radical dignidad”. ¿Y antes? ¿Hay que dejarlas morir en el Mediterráneo? Evidentemente no. Monseñor da sólo un ejemplo; pero no niega otras situaciones. Y si se analiza con un mínimo de sensatez, se estará de acuerdo en que el que llega a una playa española está en mejores condiciones que aquellas en las que estuvo antes, con el mismo engaño, la misma explotación y expolio, sin un papel, sin nada de nada, muertos de hambre y frío, pero además expuestos a la la deriva, al naufragio y a la muerte.