Del mensaje de nuestros obispos para la Jornada de la Vida
Hace poco entresacábamos unos párrafos del mensaje urbi et orbi del Papa Francisco el domingo de Pascua, párrafos que se referían a los migrantes y las víctimas de la trata de seres humanos.
Hoy extractamos también un párrafo del mensaje que los obispos de la subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española han enviado para la jornada por la vida que se va a celebrar el próximo lunes 8 de Abril. Después de hablar del comienzo de la vida y oponerse al aborto, a la fecundación artificial y a la maternidad subrogada (vientres de alquiler) y antes de hablar del fin de la vida (cuidados a ancianos y dependientes), hablan también del transcurso de la vida. Y ahí vuelven a recordarnos a esos hermanos nuestros, migrantes y víctimas de la trata, cuyas vidas son expuestas a la muerte o explotadas y, en el menos malo de los casos, discriminadas.
FUENTE: Conferencia Episcopal Española
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En el transcurso de la vida
Reconocer que cada vida y toda vida es una buena noticia implica el cuidado de cada vida humana especialmente en las situaciones de fragilidad. Al considerar la vida de cada ser humano, no podemos hacerlo de manera aislada, como si fuéramos individuos independientes; estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos». Sin querer ser exhaustivos, denunciamos la trata de personas y la esclavitud moderna porque son claras violaciones de la dignidad humana, ya que reducen a las personas a meros objetos de explotación económica y física; afirmamos que hay que paliar las situaciones de pobreza extrema, porque son muchos los que no tienen acceso a recursos básicos como alimentos, agua potable, atención médica y vivienda digna; debemos revisar nuestras actitudes hacia las personas migrantes, evitando el desinterés y los prejuicios; hay que evitar que haya personas en condiciones de trabajo inhumanas, con salarios injustos y falta de derechos laborales básicos, lo que priva a los trabajadores de su dignidad al tratarlos como meros instrumentos de producción en lugar de seres humanos con necesidades y aspiraciones legítimas. En definitiva, es necesario fomentar la coherencia en nuestro planteamiento de concebir la vida como buena noticia, porque esto no se refiere solo a algunas realidades.