Un «club» para acompañar, promocionar, integrar……

Hablemos de Club Dabar

Leticia Gutiérrez Valderrama, misionera scalabriniana

FUENTE: Alfa & Omega, nº 1333, 7/13 Diciembre 2023, pàg. 2

Para estar con y entre el pueblo migrado hay que hacer una pastoral creativa, a destiempo, sin fronteras. Sobre todo porque el camino se hace con personas de diversas espiritualidades, culturas e idiomas. En ellos vemos el rostro de Dios.

Desde esa mirada surge el Club Dabar, como un laboratorio para hablar español. Aunque, en realidad, desde su creación ha sido un medio para caminar y acompañar a las personas que participan de forma más personalizada e integral. Aquí, ponen en práctica el español que aprenden en otras ONG. El proyecto comienza con la reapertura después del Estado de alarma debido a la COVID-19, cuando llegaban personas migradas afectadas por la inmovilización ante el contagio.

Un día llegaron a mi oficina dos personas, hermana y hermano. Ella, la mayor, me dijo: «A ver, ¿qué haces con él? No habla español y está deprimido». Efectiva[1]mente, el hermano menor se quedó inmovilizado, sentado mirando al suelo, con las manos encogidas entre las piernas y sin levantar el rostro. En la escena había mucho más contexto: una ceguera sobrevenida por diabetes dos días después de haber llegado a España, un aislamiento que incrementó las afecciones psicológicas, una situación migratoria irregular y el hecho de que su esposa y su hijo de 1 año se habían quedado en su país. Esa imagen de este hombre fue motivo para pensar que la Palabra actúa; que, además, conecta con lo interior de la persona, la levanta, la coloca en el centro y la vuelve a poner en camino.

Así vio la luz esta misión. Club Dabar surge como un espacio para que las personas se pongan en pie, se atrevan a hablar español, a narrar sus vivencias y las experiencias desde lo que son. A medida que van viendo su progreso, tomando confianza en sí mismas, hablan de su religión, de su cultura, de cómo viven el proyecto migratorio. Algunas veces llegan a ser críticas con los regímenes políticos de dónde vienen. Es un paso liberador que las posiciona para retomarse a sí mismas en el proyecto migratorio, sobre todo cuando están solas y sin puntos de referencia. Las redes que se tejen ad intra y ad extra posibilitan un acompañamiento personalizado sobre todo en los procesos legales, sociales, médicos. Así, desde esta pastoral creativa, la Palabra actúa y reincorpora a quien está en la orilla.

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