Sí a la migración
Sí a la migración
- Gerardo Castillo Ceballos
FUENTE: Diario de Navarra, 04/08/2024, Cartas de los lectores
Ante la crisis migratoria que atraviesa el archipiélago canario el Gobierno español acordó en su día con cada Comunidad Autónoma la acogida de 347 migrantes menores no acompañados. No obstante, algunas Comunidades se muestran reticentes a cumplir lo pactado. La objeción principal es el dinero: exigen más de lo acordado. Mientras se prolongan las negociaciones, miles de esos inmigrantes siguen viviendo hacinados en centros de acogida insalubres. Cuesta creer que en la época histórica que más se han invocado los derechos humanos se trate a las personas (y, además, menores), como mercancía.
Esta actitud hacia el inmigrante obedece, en algunos casos, a algo más que lo económico. Me refiero a las personas que siguen percibiendo al inmigrante como una amenaza basada en prejuicios y falsas creencias: nos quitan el trabajo, colapsan la sanidad, elevan el gasto público, etc.
La realidad es que la emigración genera beneficios tanto para quien emigra como para la sociedad que lo acoge. Los trabajadores migrantes están supliendo la escasez de mano de obra en los países a lo que llegan, favoreciendo así el aumento de la productividad. En muchos casos hacen lo que nadie quiere hacer, por ejemplo, cuidar a personas mayores y enfermas.
Según el Informe Anual del Defensor del Pueblo (2023) “los inmigrantes son la tabla de salvación del modelo europeo de bienestar. Con una población envejecida, baja tasa de fecundidad, la sostenibilidad del sistema de pensiones se encuentra en jaque, y sólo la llegada de inmigrantes jóvenes tira del crecimiento de la población”. Este beneficio global no habría existido sin el afán de superación de mucha gente humilde que arriesga mucho (incluida la vida) para sacar adelante a su familia. Con frecuencia, dan más de lo que reciben. Merecen al menos que les demos las gracias.