Próxima cumbre canaria en el Vaticano

A pesar de la peligrosidad del tránsito los migrantes no cesan de llegar y en las islas están desbordados

José Calderero de Aldecoa. Madrid

FUENTE: Alfa y Omega, nº 1337, 11/17.01.2024, pág. 9.

El encuentro convocado por un líder mundial de la talla del Papa Francis[1]co para el próximo lunes, 15 de enero, con el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, y los tres obispos de la zona, José Mazuelos, Bernardo Álvarez y Cristóbal Déniz, revela hasta qué punto la ruta atlántica es uno de los puntos calientes del planeta en relación con las migraciones. Los datos también avalan esta tesis. Según la Organización Internacional para las Migraciones, entre 2022 y 2023 fallecieron 1.473 migrantes intentando alcanzar las Canarias desde África. Las cifras se disparan en el caso de los que sí lograron pisar tierra firme. Según los últimos datos del Ministerio del Interior, en 2023 llegaron 56.852 migrantes a España, lo que supone un 82,1 % de crecimiento respecto al año anterior. Gran parte de los desembarcos se produjeron en las propias Canarias, que en el año que acaba de terminar recibieron a 39.910 migrantes. Se trata de un 154,5 % más que en 2022.

A la luz de los datos, el Pontífice reconoció en una reciente carta enviada junto a la convocatoria de la reunión que el reto de «intentar dar respuesta a esta situación de emergencia» no es fácil. Por ello, envió su  «aliento y cercanía» para la tarea y pidió al pueblo canario «que no se desanimen y que sigan construyendo redes de amor y faros de esperanza que iluminen las sendas de una nueva humanidad dispuesta a inclinarse para curar las heridas de los que están caídos». La Iglesia local lleva tiempo en la tarea. La última iniciativa es la Hospitalidad Atlántica, pero antes fueron los corredores de hospitalidad, el asesoramiento legal por parte de los distintos secretariados de Migraciones o el incesante trabajo de acogida de Cáritas, reconocido por Francisco en su carta: «Gracias por abrir las puertas del corazón a los que sufren».

Ahora es el Papa quien abrirá las puertas —del Vaticano— al pueblo canario. Una reunión que los implicados esperan que pueda tener eco más allá del archipiélago, porque el Gobierno insular no puede afrontar en solitario el desafío de la acogida de quienes aspiran a llegar a Europa. «Canarias sola no puede afrontar esta realidad de la migración», subraya el obispo diocesano José Mazuelos, a este semanario.

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Fernando Clavijo, presidente de Canarias

«En estos momentos estamos viviendo un drama humanitario» ¿Qué espera de la reunión con el Pontífice del día 15 de enero?

—De entrada, ya solo el hecho de que nos reciba para hablar del asunto es algo fantástico. El Papa demuestra no solo su sensibilidad hacia la situación de los más vulnerables, sino también la disposición para escuchar las peticiones de una humilde comunidad autónoma como la nuestra. Lo vemos como una oportunidad para señalar la gravedad y el drama humanitario que estamos viviendo en este momento.

 ¿Qué balance hace del gran aumen[1]to de llegada de migrantes en 2023?

—Es algo absolutamente dramático. Hablamos siempre de los que han llegado, que son cerca de 40.000, pero hay miles que se han quedado por el camino. Por otro lado, ahora la situación es especialmente complicada con los menores no acompañados. Te doy un dato. Todo Estados Unidos tiene ahora mismo 11.700 menores no acompañados a su cargo, con una población de 300 millones de habitantes. Canarias, con 2,2 millones de población, y un territorio fragmentado como es el archipiélago, tiene ahora mismo 4.521 menores no acompañados a su cargo. Es insostenible.

¿Cómo ha respondido la sociedad canaria ante este reto?

—Como lo que es, un pueblo solidario. Se ha volcado en atender a los migrantes hasta el punto de que hay vecinos que incluso se han lanzado al agua para tratar de salvar a quien se ahogaba. Yo solo puedo sentirme orgulloso de ser canario, porque, a pesar de los problemas que tenemos, a pesar de la soledad en la que nos encontramos en es[1]tos últimos años en materia de migraciones, el pueblo canario ha estado a la altura.

¿Hay sintonía con la Iglesia en materia de migraciones?

—La relación es magnífica, muy cordial. Cada vez que lo hemos necesitado nos han cedido espacios, como en el caso del seminario de Tenerife, donde hay acogidos centenares de menores no acompañados.

 ¿Hay sensibilidad en el Gobierno central ante lo que está ocurriendo en Canarias?

—Ahora mismo los adultos están siendo derivados con relativa agilidad a territorio continental. No ocurre igual en el caso de los menores

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José Mazuelos, obispo de Canarias

¿El Papa sigue de cerca la situación de las migraciones en Canarias?

—Yo diría que sí, por eso nos acaba de convocar. Es muy sensible al tema de las migraciones. Quizá se ha referido menos a la ruta atlántica, y se ha centrado más en la ruta mediterránea —de hecho su primer viaje fue a Lampedusa—, pero está muy pendiente.

 ¿Qué espera de la reunión con el Pontífice del día 15 de enero?

 —La verdad, espero que sirva para que se sensibilicen con el tema tanto el Gobierno central como Europa entera. Canarias sola no puede afrontar esta realidad de la migración. Ahora parece que se van a trasladar migrantes hacia la península, pero hay mucho oscurantismo al respecto. Es imposible que una comunidad autónoma pueda atender de golpe y porrazo a todas estas personas, aunque no nos olvidemos de que Canarias tiene unas estructuras para acoger a 14 millones de turistas al año.

Recientemente el Santo Padre les agradeció en una carta el esfuerzo que se está haciendo en Canarias para dar respuesta a esta situación de emergencia. ¿Cómo trabaja la Iglesia en este contexto?

 —Tenemos muchos frentes abiertos. Contamos, por ejemplo, con abogados voluntarios que ayudan a los migrantes con su situación legal; también hacemos un seguimiento de las personas que mueren para poder avisar a sus familias; luego Cáritas da de comer todos los días a 600 migrantes extutelados; en la diócesis de Tenerife tienen a más de 200 menores en el seminario, que estaba vacío, y hemos cedido otros espacios al Gobierno para contribuir en la acogida de los que van llegando.

Viajan ustedes con el presidente canario. ¿Qué relación hay con el Gobierno de la comunidad autónoma?

—Muy buena, tenemos siempre la mano tendida. Ellos hacen todo lo que pueden, pero hay que decir que están desbordados. Se sienten abandonados por el Gobierno central, que muchas veces utiliza la situación para su propio beneficio.

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