El problema del alojamiento de los temporeros inmigrados

LA FRESA Y LAS CHABOLAS

Otra vez ardieron las chabolas (plásticos, tablas, cartones…) de los trabajadores migrantes en el “asentamiento de los malienses”, de Lucerna del Puerto, Huelva, que ni siquiera habían terminado de reconstruir las más de 100 destruidas en el incendio de hace un año.

Lucena del Puerto tiene 15 asentamientos de chabolas, con 616 personas. Pero en otros municipios cercanos hay decenas de asentamientos más, donde viven unos 2.000 trabajadores, en su mayoría inmigrantes subsaharianos, de acuerdo a la organización “Andalucía Acoge”.

Los trabajadores sufren la acumulación de basura y la falta de agua. Algunos grupos humanitarios les llevan agua, comida, colchones, ropa y bicicletas.

En años recientes se han contabilizado más de 50 incendios en esos asentamientos, con algunos muertos. Es frecuente que, cuando se producen un incendio, los alcaldes prohíban reconstruir las chabolas. Muchos trabajadores migrantes duermen en los bancos de las calles o en tiendas de campaña cerca de los lugares de trabajo.

Se trata de trabajadores temporeros, que recogen las cosechas de la fresa y otros productos agrícolas, que cada año requieren más de 100.000 trabajadores, según las asociaciones agrarias. España es el primer exportador mundial de fresa. De cada cien fresas que comen los europeos, 94 se producen en Huelva.

Recientemente, el Ayuntamiento de Lepe, ubicado en la región, ha puesto en funcionamiento una residencia para los trabajadores temporeros con capacidad para 152 personas, que pagarán una cuota mensual de 157,50 euros al mes y contarán con un equipo de orientación sociolaboral. Algo es algo…

 

 

 

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