El Dios fiel mantiene su alianza (y no se olvida de los migrantes)

¿Conocéis el documento de la Conferencia Episcopal Española “El Dios fiel mantiene su alianza”? Es el que Monseñor Luis Argüello, arzobispo de Valladolid, presentó hace algunas semanas en e Seminario de Pamplona.  Son 100 páginas de texto y lleva como subtítulo “Instrumento de trabajo pastoral sobre persona, familia y sociedad, ofrecido a la Iglesia y la sociedad española desde la fe en Dios y la perspectiva del bien común”.

Como se puede observar, tanto por el título como por el subtítulo, no es un documento cuyo tema principal sean las migraciones o los migrantes. Pero en el amplio abanico de su temática, éstos no han sido olvidados.

Aquí voy a transcribir los párrafos que se refieren concretamente a ellos, a lo que la Iglesia nos propone de cara a ellos.

Pero antes, no puedo menos de empezar por recomendar a todos, a todos los cristianos, a todos los creyentes, a todos los ciudadanos que se interesan por el bien común de sus conciudadanos, a leer, reflexionar, compartir y discutir las ideas, los análisis y las propuestas de este magnífico texto.

Nuestros obispos lo proponen – y en ello insistió Monseñor Argüello- como un documento inacabado, una propuesta de diálogo, para que, cualquiera que esté interesado en su problemática o se sienta interpelado por su invitación, pueda responder a él y completarlo con sus consideraciones, sus experiencias o sus sugerencias.

Ahí van, pues, los párrafos dedicados  a las migraciones y a los migrantes:

3.5. La acogida de refugiados e inmigrantes

28. La respuesta ofrecida por la sociedad española y la comunidad católica ante la tragedia de la guerra en Ucrania y el drama de los refugiados ha sido extraordinaria. Al mismo tiempo ha puesto de manifiesto varios temas que hay que considerar, Citamos algunos:

• la necesaria coordinación de las diversas iniciativas entre sí y con las Administraciones públicas,
• la apuesta por formas de acogida y solidaridad a largo plazo,
• la realidad de otros refugiados de otra guerras y de inmigrantes por crisis económicas ante los cuales, a veces, hay rechazo.

Seguramente, se van a producir movimientos simultáneos y contradictorios: solidaridad en lo inmediato, pero también movimientos de autoprotección insolidaria en lo referente a las causas que obligan a cuestionar el sistema económico global.

La llamada que el papa Francisco viene realizando a revisar las reglas del juego económico y político mundial se hace aún más apremiante.

(página 38, párrafos 1 y 2)

49. Este conjunto de actitudes y fenómenos que podemos representar como fuerzas centrífugas que van en contra de la cohesión social han dejado una hipoteca hacia el futuro muy peligrosa, la hipoteca de la gran desconfianza hacia las personas, hacia los grupos, hacia las instituciones. Una desconfianza que se plasma en una gran desvinculación: el lugar de reconocer que somos interdependientes, que nos necesitamos y que tenemos que fortalecer los vínculos entre nosotros, más bien buscamos solucones aisladas a los problemas.

(página 60, párrafo 6)

Es verdad que aquí no se mencionan explícitamente los inmigrantes, pero, en ese contexto de desconfianza hacia los grupos, ¿no hemos sido testigos nosotros mismos de tantas actitudes de desconfianza, y hasta de rechazo, a los inmigrantes?

79. A título de ejemplo, proponemos algunos posibles campos de trabajo:

– Las migraciones: trabajar en materia de cooperación internacional para que la emigración no sea forzada por las condiciones económicas o políticas, Favorecer la integración plena de los inmigrantes.

(página 89, párrafo 10)

94. Una nación abierta a la comunidad de naciones, acogedora y hospitalaria, que recibe inmigrantes con el agradecimiento y el realismo de quien ha conocido grandes emigraciones en siglos pasados. El mismo fenómeno migratorio ha de comprometernos con el desarrollo, la libertad, y la justicia en las naciones de las que, tantas veces, se han visto obligados a salir por razones de hambre o de persecución.

(página 100, párrafo 5)