Desmintiendo una campaña interesada de bulos contra la inmigración.
El mundo en que vivimos
La encuesta de la vergüenza
FUENTE: El Salto, diario digital, Redacción
El 30,4% de los españoles considera que la inmigración es el principal problema de España, según una reciente encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Sin embargo, preguntados por los problemas que más les afectan “personalmente”, los españoles sitúan la inmigración en quinto lugar, después de los problemas económicos, la sanidad, la calidad del empleo y la vivienda.
Hace sólo tres meses la inmigración ocupaba el noveno lugar en la lista de problemas de los españoles. ¿Qué ha pasado?
Hay quien dice que buena parte de culpa la tiene la forma en que el CIS ha planteado la encuesta. Pero es evidente que sus resultados son consecuencia directa de una campaña racista, política y mediática, de criminalización y deshumanización de las personas migrantes, llevada a cabo por las organizaciones y partidos de extrema derecha, cuyos bulos y mentiras son difundidos con profusión por los grandes medios. De hecho, la mayoría de ese 30,4% son votantes de la derecha y la extrema derecha.
La campaña airea que 27,8% de la población de España es inmigrante, cuando las estadísticas dicen que lo son el 16%. El discurso racista se alimenta del miedo y califica la inmigración como “invasión”, lo que justifica la defensa frente a la amenaza que representan estas personas.
La extrema derecha culpa a los migrantes de los problemas de vivienda. No mencionan que las viviendas se han convertido en una mercancía y un activo financiero, y que los grandes poseedores activan mecanismos para que los precios de venta y alquiler suban incesantemente. Tampoco mencionan la inacción de los gobiernos para parar los desahucios o regular el alquiler.
Otro bulo es que los jubilados se van a quedar sin pensión, porque los migrantes se roban las ayudas. Dicen que el 55% de los inmigrantes reciben ayudas sociales, pero los datos oficiales dicen que las reciben solo el 11%. Es falso que los inmigrantes desempleados/as alcancen el 41%; son el 16%. Se trata de generar crispación y odio hacia los migrantes. ¿Son ellos los que nos empobrecen, o son los obscenos especuladores y acumuladores de riqueza?
¿Quién no ha oído que la inmigración aumenta la delincuencia? Sin embargo, la tasa de criminalidad se mantiene estable en España desde hace décadas. Canarias recibe desde 2020 el 80,5% de la inmigración irregular que llega a España, pero la tasa de criminalidad en Canarias está por debajo de la media nacional, de acuerdo al Ministerio del Interior.
¿Nos quitan el trabajo? ¿Cómo sostener ese argumento, cuando el aumento de la inmigración coincide con el mejor momento de creación de empleo en España de las últimas décadas?
¿La llegada de inmigración aumenta el gasto público? ¿Por qué no hablar de la decisión de las autoridades de ampliar la edad de jubilación o de infrafinanciar los servicios públicos, mientras aumenta el gasto militar y en el fortalecimiento de las fronteras?
La derecha y la extrema derecha han conseguido que la población se deje influir por las mentiras y bulos sobre la inmigración, que buscan sacar rédito político con el alarmismo migratorio.
La gran prensa se ha uncido a ese discurso de la extrema derecha, aceptando los discursos de odio y vinculando de manera acrítica la llegada de personas migrantes con cuestiones económicas y de seguridad pública. Pocas veces esa prensa habla de la situación en los países de origen, de la inexistencia de vías legales y seguras para poder migrar, de los abusos que se cometen en las rutas migratorias, de las situaciones de exclusión social en la que se ven envueltos cuando llegan…
Tampoco se habla del secular expolio que Occidente ha practicado en los países origen de la migración. Ni de la imposición de políticas de ajuste y de endeudamiento masivo a poblaciones empobrecidas. Ni de la miseria, las guerras y la falta de oportunidades que empujan a los migrantes a jugársela en el mar. Ni del derecho de las personas migrantes al asilo, cuando se cumplen esas condiciones, de acuerdo a la Convención de Ginebra, de 1951.
Muros, vallas, alambradas y fosos se multiplican hoy por el planeta para frenar el libre movimiento de seres humanos, mientras las mercancías y el capital gozan de la mayor libertad de movimientos. Ello es coherente con el Pacto de Migración y Asilo, de la Unión Europea, que facilita las devoluciones en caliente, prioriza la externalización y la militarización de las fronteras, vulnera directamente el derecho de asilo y normaliza la represión de personas migrantes y su abandono en el mar.
Es parte del “modelo de civilización” que nos han fabricado…