Ante la jornada de lucha contra la trata

NADA HUMANO NOS ES AJENO

Luchemos por los esclavos modernos

La trata no es un problema lejano; está en nuestras calles, locales de ocio, obras de construcción, campos agrícolas y hogares

La Iglesia llama a la acción, recordando que cada vida rescatada es una victoria contra la injusticia

Begoña Iñarra, Misionera de Ntra. Sra. de África. Coordinadora de la Comisión diocesana contra la Trata de personas de Madrid

FUENTE: Alfa & Omega, nº 1385. 30 enero a 5 febrero 2025, pág. 13

La trata de personas es una herida abierta en nuestras sociedades. Detrás de estadísticas frías —más de 50.000 víctimas en España y millones en el mundo— hay historias de vida rotas por el engaño y la explotación de estas personas, que las despoja de su dignidad y sus derechos. Pero también historias de esperanza y transformación de quienes logran pasar a ser supervivientes.

Desde mi experiencia, he aprendido que a quienes acompañamos en su camino de salida de la trata no solo transforman sus vidas, también la mía. Love, Precious o Gina son testigos de fortaleza que me enseñaron que el ser humano puede levantarse si encuentra apoyo, amor y respeto.

Recuerdo mi primer encuentro con esta realidad en el Bosque de Vincennes, en París, donde conocí a mujeres nigerianas explotadas por sus madames. Descubrí en ellas una fuerza interior impresionante, una valentía que les permitía luchar por recuperar su libertad y dignidad. Este contacto me transformó y me impulsó, como cristiana, a acoger a las víctimas, caminar con ellas y luchar por erradicar esta lacra.

En 2016, la diócesis de Madrid creó la Comisión Diocesana contra la Trata para sensibilizar, formar y coordinar esfuerzos en esta lucha. Inspirada por santa Josefina Bakhita, patrona de quienes la sufren, la comisión trabaja para visibilizar esta problemática invisible a través de talleres, vigilias y formación en parroquias, colegios y comunidades. Además, las organizaciones miembro ofrecen apoyo y acompañamiento durante el proceso de recuperación.

Este no es un problema lejano; está en nuestras calles, locales de ocio, obras de construcción, campos agrícolas y hogares. Por ello, la comisión llama a la acción, recordando que cada vida rescatada es una victoria contra la injusticia.

Recibí una llamada de una casa de acogida de migrantes donde llegó Dina (nombre ficticio), una joven embarazada víctima de trata. Con paciencia, logramos generar confianza y asegurarle un lugar más adaptado a su realidad donde reconstruir su vida. Su hijo se convirtió en su motor de cambio, mostrándonos que el amor y la esperanza pueden vencer al miedo y la explotación.

Este artículo se escribe en el contexto de la celebración de santa Josefina Bakhita, el 8 de febrero. El Papa Francisco declaró esta fecha Día Internacional de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas. Bakhita, esclava sudanesa liberada, se convirtió en cristiana y religiosa. Su vida encarna el sufrimiento y la esperanza de las víctimas y es testimonio de resiliencia.

Como ella, la comisión busca devolver esperanza, transformar estructuras de injusticia y promover la dignidad humana. En este Jubileo 2025, la Iglesia en España nos invita a abrir los ojos y el corazón a esta realidad y a comprometernos para erradicarla de nuestra sociedad.

El Papa Francisco nos recuerda: «La trata es una llaga en el cuerpo de la humanidad y un crimen contra la humanidad». Este día internacional es una invitación para todos: denunciar, acoger y actuar. El tráfico de personas no desaparecerá sin un esfuerzo colectivo. Necesitamos unir corazones y manos para construir un mundo donde cada persona viva con dignidad y libertad. Inspirados por las víctimas y el amor de Dios, sigamos luchando. Porque cada vida rescatada es un paso hacia un mundo más justo sin trata.

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