Ni todos somos malos, ni todos somos iguales, dice un joven inmigrado

«Ni todos los jóvenes migrantes somos malos ni todos somos iguales

La Fundación por Causa ha publicado un innovador informe que recoge lo que piensan los jóvenes migrantes acerca de los prejuicios que tiene sobre ellos la sociedad española. «La realidad no tiene nada que ver” dicen ellos

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo. Madrid

FUENTE: Alfa & Omega,nº 1331, 23.11.2023, pág. 10

«Yo solía trabajar como actor, pero me cansé de representar siempre al árabe terrorista que se pone un chaleco con bombas», afirma Ousama, uno de los jóvenes que ha participado en el informe de la Fundación porCausa Comprender y reimaginar las narrativas de la juventud migrante en España. Se trata de un estudio sobre cómo ellos mismos piensan que la sociedad española percibe a los jóvenes migrantes.

Ousama llegó solo a España desde Marruecos cuando era menor de edad. Desde entonces «me he buscado la vida para salir adelante, pero para ello he tenido que demostrar el doble que los demás», afirma. Después de trabajar en una gestoría y en una ONG, hoy es el creador de Justom, una marca de ropa que busca su sitio en el mundo empresarial y que pretende inspirar a otros jóvenes que, como él, tuvieron que salir de su país «buscando estudios y un futuro mejor». El de porCausa es el primer informe sociológico que recoge las impresiones de estos jóvenes frente a las narrativas que los criminalizan. Y lo hace de la mano de la investigadora estadounidense Rachel Pak, de la Universidad de Harvard.

Dentro del imaginario colectivo que existe sobre la juventud migrante, el estudio menciona que los 16 jóvenes encuestados —todos marroquíes, la mayor comunidad joven migrante en España— utilizan con frecuencia las palabras «delincuente», «terrorista», «inferior» y «culpable» para describir cómo piensan que los percibe el grupo que ellos denominan como «los españoles».

En general, estos jóvenes identifican dos narrativas dominantes sobre ellos: son «malos» y son «todos iguales». En respuesta a este cliché, Ousama denuncia que «la realidad no tiene nada que ver. Hay de todo allá donde vayas, gente mala y gente buena. Son prejuicios. En realidad, ni todos los jóvenes migrantes somos malos ni todos somos iguales».

Estos jóvenes también identifican actitudes que se expresan en el lenguaje corporal de las personas que los rodean cuando usan el metro o el autobús: perciben cómo la gente se aparta y sujeta sus objetos personales. Algunos reciben también comentarios directos de tipo degradante o xenófobo y, en ocasiones, hasta se les prohíbe la entrada en algunos establecimientos si se los identifica como migrantes o van en grupo.

Todo ello lleva a muchos a intentar parecer «menos marroquíes» en su aspecto y a evitar juntarse con otros compatriotas para que no les oigan hablar en árabe en público. Estos mecanismos de defensa proceden de «la resignación frente a los discursos de los que son objeto», lamenta el estudio de porCausa. Menciona asimismo cómo «se han acostumbrado a vivir con estas narrativas».

La fundación destaca que «existen  incongruencias muy grandes entre la percepción que se tiene de estos jóvenes y cómo se perciben ellos a sí mismos», lo cual lleva a los jóvenes «a situaciones de vulnerabilidad» como consecuencia de este imaginario. Por todo ello, la fundación subraya «la necesidad de cambiar las narrativas dominantes en los medios de comunicación y en la opinión pública sobre la juventud migrante».

Para ello, propone que las asociaciones les den voz mediante campañas mediáticas en las que puedan contar sus propias experiencias e historias. Los mismos jóvenes consideran recomendable, además, que las administraciones faciliten los trámites para la obtención de permisos de trabajo y que se ofrezca una formación específica sobre migraciones a autoridades y Fuerzas de Seguridad. También piden la creación de espacios de encuentro con los españoles «para fomentar la convivencia y crear relaciones de calado» con ellos. Solo así podrán emerger «historias reales con toda la escala de grises, que deconstruyan la identidad monolítica que se les impone”, dice el informe.

En esta línea, Ousama recuerda que «cuando llegué pensaba que todos los españoles eran racistas, pero con el tiempo me he encontrado de todo. Al final, tienes que demostrar que no eres el que ellos esperan que seas por esa etiqueta que está tan extendida». De ahí que a los españoles les pediría «que hagan el esfuerzo de conocernos y nos den una oportunidad a los que venimos desde fuera. Necesitamos apoyo, porque muchos estamos solos y lejos de la familia”.

En cifras

71% de los migrantes menores de edad proceden de Marruecos

82% de los españoles ha oído historias de jóvenes migrantes no acompañados (menas) que tienen una mayor tendencia a la violencia.

Al menos el 32% cree que estas historias son ciertas.

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