¡La que nos espera!
El equipo de Trump
Ya se han conocido los principales miembros de gabinete de Donald Trump, que asumirá en enero próximo la Presidencia de Estados Unidos.
Quizá el más destacado sea Elon Musk, el hombre más rico del mundo, con 349.000 millones de dólares de fortuna, que estará al frente del “Departamento para la Eficiencia Gubernamental”. Es el dueño de la empresa automotriz Tesla, de la espacial SpaceX, de X (antes Twitter) y varias más. Es conocido por promover las teorías de conspiración de extrema derecha y el racismo, y aportó 200 millones de dólares a la campaña de Trump. Según palabras del propio Trump, se encargará de «desmantelar la burocracia, limar cualquier exceso de regulación, recortar partidas sociales y reestructurar las agencias federales». Dicen que dirá adiós a los escasos servicios sociales.
J.D. Vance, vicepresidente, será la punta de lanza de los sectores fundamentalistas. En la campaña electoral fue el más importante agitador del odio contra las personas migrantes, llegando a vincular los problemas de vivienda en el país con la llegada de personas migrantes.
Michael Waltz será consejero de Seguridad Nacional. Es un antiguo militar de las Fuerzas Especiales, cuyo lema es la paz a través de la fuerza. Es uno de los más acérrimos enemigos de China y patrocinó un proyecto de ley que abogaba por la intervención militar estadounidense en México.
En la Secretaría de Estado (Exteriores) estará Marcos Rubio, un halcón anti chino y anti iraní y entusiasta de las sanciones, involucrado en los grupos de extrema derecha neonazi-conspiranoica y apuntado a todas las amenazas contra China, Irán, Cuba y Venezuela. Es un homófobo intolerante, enemigo de la justicia social, negacionista del cambio climático y simpatizante de todos los postulados de la extrema derecha.
Robert F. Kennedy (jr), que rompió la tradición familiar de militancia en el Partido Demócrata, ocupará el Departamento de Salud y Servicios Humanos. Es un activista antivacunas, y ya ha anunciado que llevará a cabo una gran purga en las instituciones de salud pública y un recorte en las políticas científicas, que van desde las vacunas a promover el consumo humano de leche sin pasteurizar.
Un amante de los combustibles fósiles, Lee Zeldin, estará al frente de la Agencia de Protección Ambiental, con el encargo de borrar toda iniciativa favorable a las energías renovables y maximizar la producción de gas y petróleo, reduciendo las exigencias regulatorias a los fósiles y estimulando su negocio.
En el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas está Tom Homan, que durante la anterior administración de Trump diseñó la política de separación de familias migrantes, que, según él, constituyen un problema de seguridad. Será el encargado de llevar a cabo la “deportación masiva” prometida por Trump, que ha llamado a Homan el “zar de la frontera”.
La Secretaría de Defensa será para Pete Hegseth, veterano de las guerras de Irak y Afganistán. En 2017 agredió sexualmente a una mujer, con la que llegó a un acuerdo de confidencialidad para que retirara la denuncia a cambio de una cantidad de dinero. Ha anunciado que limpiará el ejército de generales progresistas y sacará a las mujeres de los puestos clave de combate. Es partidario de perdonar a los militares que han cometido crímenes de guerra en el extranjero, de manera que las tropas estadounidenses puedan actuar sin límites ni miedo a las consecuencias. «No pararemos hasta acabar con los movimientos trans, lésbicos, negros y feministas», ha declarado.
Al frente de la Secretaría de Seguridad Nacional (el equivalente al Ministerio del Interior) Trump ha puesto a Kristi Noem, conocida por su gusto extremo por las armas y por sus andanadas contra la población migrante. Noem describe la frontera con México como una «zona de guerra». Su Departamento, junto con el Servicio de Inmigración, será el encargado de llevar a cabo la deportación masiva de migrantes, a quienes Trump asocia con la delincuencia.
Un millonario petrolero, Chris Wright, será el secretario de Energía. Defiende los combustibles fósiles y critica la transición hacia las energías limpias. Niega, desde luego, la crisis climática.
Scott Bessent, inversor y gestor de fondos de cobertura, tendrá a su cargo la Secretaría del Tesoro. Trump dice de él que es “uno de los principales inversores internacionales y estrategas geopolíticos y económicos del mundo”, que “la historia de Scott es la del sueño americano», y que “impulsará la competitividad de EEUU y pondrán fin a los injustos desequilibrios comerciales, trabajando para crear una economía que sitúe el crecimiento en primer plano, especialmente a través de nuestro próximo dominio energético mundial».
Elise Stefanik, acérrima defensora de la invasión israelí a Gaza, que hace poco calificó a la ONU como “institución antisemita, será la embajadora ante la ONU.
Un evangélico radical favorable a la colonización hebrea de los Territorios Palestinos, Mike Huckabee, será el embajador en Israel. Sostiene que “Cisjordania no existe. Es Samaria y Judea. No existen los asentamientos. No existe la ocupación”. Se opone, por supuesto, a la solución de los dos Estados, uno árabe y otro israelí.
Donald Trump se rodea de un equipo formado por racistas, machistas, homófobos, multimillonarios, negacionistas, fanáticos de la extrema derecha y belicistas empeñados en volver a dominar el mundo por la fuerza. Un verdadero ejército de halcones como guardia pretoriana, marcados por la lealtad a su persona, una escasa preparación académica y una evidente mediocridad profesional en la mayor parte de los casos.
¿Qué podemos esperar? Negacionismo climático, violaciones a los derechos humanos de los migrantes y las minorías, impunidad para los asesinos, mayor recorte de derechos laborales, privilegios para los multimillonarios, tensión de la política internacional.
¿Y los países del Tercer Mundo? «Quien no tiene necesidades propias, mal se acuerda de las ajenas», escribió Mateo Alemán en el siglo XVI.
Lo malo es que no podemos decir “allá ellos”. Porque, para nuestra desgracia, las decisiones del nuevo imperator y sus asistentes nos afectarán a todos.
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Nota Bene.- Los tres subrayados son nuestros para destacar el efecto sobre los inmigrantes.