¿Agentes de seguridad?

Hace unos días, muchos ciudadanos españoles nos escandalizamos al ver la tremenda paliza que dos policías naciones propinaron en un barrio madrileño a dos jóvenes negros, con absoluto ensañamiento. La noticia trascendió gracias a un video difundido por las redes sociales y por la prensa alternativa.

El Ministerio del Interior anunció que abriría una investigación. Ya sabemos cómo suelen terminar esas investigaciones.

Las personas migrantes tienen tres veces más posibilidades de ser detenidas en la vía pública que el resto de la población, según un estudio de la Universitat de València.

Los comportamientos violentos no son los más efectivos, pero sí deslegitiman la actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad. El pasado mes de junio, 15 organizaciones de derechos humanos presentaron ante el Comité Contra la Tortura de Naciones Unidas un informe alertando del uso de material lesivo y de las «detenciones racistas» por parte de los agentes en España.

Los sindicatos mayoritarios de la policía, que no ocultan su identificación con la ideología y las prácticas ultraderechistas, mostraron su frustración porque, según dijeron, no se sienten apoyados por el gobierno “en el ejercicio de sus funciones”, y han instado al Ministerio de Interior a que “persiga con firmeza las amenazas contra la integridad física y las injurias que se han vertido en redes sociales contra los dos miembros del cuerpo”. Han anunciado que interpondrán una denuncia contra un exdiputado izquierdista en la Asamblea de Madrid, por difundir el video, y han sugerido que sea detenida, juzgada y condenada la persona que lo grabó. ¿Matar al mensajero?

 

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