Vía Crucis 2020

VIA CRUCIS DEL SECRETARIADO DE MIGRACIONES

PAMPLONA 2020

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén

Introducción:

Hoy Jesús revive su pasión en esos niños y niñas, en esas mujeres y hombres, víctimas de la migración forzada y del tráfíco de personas. Mientras seguimos la pasión de Jesús y de estas hermanas y hermanos que viven su viacrucis en nuestras calles, en nuestras carreteras, en nuestros talleres y en nuestros campos, o bien escondidos donde nadie los ve, junto con ellos vamos a celebrar también la esperanza de la resurrección, la victoria del amor contra todo poder del mal, el triunfo de la vida sobre la muerte.

Oremos:

Señor Jesucristo, tú has querido que tus discípulos fuéramos seguidores tuyos y seguidores hasta la cruz; concédenos que este vía crucis nos disponga y prepare a seguirte en todo momento por difícil o duro que nos resulte. Te lo pedimos a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Primera Estación:  Jesús es condenado a muerte

Te adoramos, Cristo y te bendecimos…

Meditación

Muchos emigrantes salen de su tierra y de su casa porque han sido condenados a muerte. El hambre, la guerra, la persecución política y religiosa, la certeza de una vida mermada por la pobreza y la miseria… son las condenas a muerte que muchos inmigrantes sienten en su vida.

¡Qué acabe, Señor, tanto silencio cómplice, tanta palabrería hipócrita, de quien dice: “solidaridad y justicia”, pero solo hace lucrativos negocios con la vida de los más indefensos!

-Señor, Jesús, tú sabes que te amo.

– Señor pequé…

Segunda estación: Jesús carga con la cruz.

Te adoramos, Cristo y te bendecimos…

Meditación

Llegó el día de coger la maleta o la mochila e ir cargando con la cruz de la emigración. Despedida de familiares, algunos de los cuales no se volverán a ver. La primera cruz es la de la ausencia de los seres queridos.

Tú también, Señor, te sentiste solo al asirte a la cruz; en soledad se viven los sufrimientos. Iniciabas un camino que sentías largo y duro para darnos la vida a todos.

– Señor, Jesús, haz mi corazón semejante al tuyo.

– Señor pequé…

Tercera estación: Jesús cae por primera vez.

Te adoramos, Cristo y te bendecimos…

Meditación

Este es el testimonio de Princesa de Nigeria ”En los países de paso muchos abusan de los migrantes, por nuestra debilidad e indefensión; hasta policías ladrones nos expoliaron y nos quitaron el poco dinero que teníamos, echaron por tierra nuestros sueños…; me quitaron la esperanza”

Escuchando esta voz amordazada, despojémonos de nuestra autosuficiencia y aprendamos de Él a encontrar nuestra verdadera grandeza, dirigiéndonos hacia Dios y los hermanos oprimidos.

-Señor, Hijo de Dios vivo, ten misericordia de mí.

– Señor pequé…

Cuarta estación: Jesús se encuentra con su madre camino del Calvario

Te adoramos, Cristo y te bendecimos…

Meditación

En el Vía Crucis de Jesús está también María, su Madre. Los discípulos han huido, ella no. Está allí, con el valor, la fidelidad, la bondad de la madre, y con su fe que resiste en la oscuridad. También los migrantes nos encontramos muchas veces con la dulzura y el cariño de la Virgen. Muchas lágrimas recoge su regazo, mucho consuelo derrama con sus manos.

En los momentos más duros y de más riesgo encontramos la fortaleza y la bondad de Dios rodeándonos.

-Señor, yo creo, pero aumenta mi fe.

– Señor pequé…

Quinta estación: El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz.

Te adoramos, Cristo y te bendecimos…

Meditación

Simón de Cirene se encuentra casualmente con aquella triste comitiva de condenados, un espectáculo quizás habitual para él. Los soldados cargan al robusto campesino con la cruz.

Cada vez que nos acercamos con bondad a quien sufre, a quien es perseguido, compartiendo su sufrimiento, ayudamos a llevar la misma cruz de Jesús; y así alcanzamos la salvación y podemos contribuir a la salvación del mundo. Gracias a los cireneos que nos habéis socorrido en el camino ayudándonos a llevar la cruz.

-Señor, Jesús, ¿qué puedo hacer yo por ti?.

– Señor pequé…

Sexta estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús.

Te adoramos, Cristo y te bendecimos…

Meditación

Verónica encarna este anhelo que aúna a todos los creyentes de ver el rostro de Dios. Ella presta un servicio de bondad. No se deja contagiar ni por la brutalidad de los soldados, ni inmovilizar por el miedo de los discípulos. El acto amor imprime en su corazón la verdadera imagen de Jesús: en el rostro humano, lleno de sangre y heridas, ella ve el rostro de Dios.

Los buenos pastores nos hacen ver también el rostro de Jesús en el rostro del inmigrante maltratado.

-Señor, Jesús, haz mi corazón semejante al tuyo.

– Señor pequé…

Séptima estación: Jesús cae por segunda vez.

Te adoramos, Cristo y te bendecimos…

Meditación

Los pequeños Aylan y Samuel, ahogados en el mediterráneo, claman desde el cielo a nuestras conciencias para que busquemos un mundo más justo Su sufrimiento muestra a las claras que vivimos una humanidad caída en el egoísmo y las ideologías que provocan y nos hacen ciegos a tantas injusticias. El hombre, que ya no cree en nada y se deja llevar simplemente por la corriente, queriendo olvidar a Dios, ha terminado por desentenderse hasta de los niños. El Señor lleva este peso y cae, para poder venir a nuestro encuentro; El nos mira para que despierte nuestro corazón; cae para levantarnos.

-Señor, ten compasión de mi.

– Señor pequé…

Octava estación: Jesús se compadece de las mujeres de Jerusalén.

Te adoramos, Cristo y te bendecimos…

Meditación

Las palabras de Jesús a las mujeres de Jerusalén son palabras duras que nos advierten que de nada sirve compadecer con palabras y sentimentalmente los sufrimientos de este mundo, si nuestra vida continúa como siempre. Ante los sufrimientos del Hijo vemos toda la gravedad del pecado. No se puede seguir trivializando el mal al contemplar la imagen del Señor que sufre. No se puede seguir mirando el sufrimiento de los migrantes sin  dejar que El nos convierta. También a nosotros él nos dice: «No lloréis por mí; llorad más bien por vosotros… porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?».

-Señor, Jesús, Hijo de Dios vivo, ten misericordia de mí.

– Señor pequé…

Novena estación: Jesús cae por tercera vez.

Te adoramos, Cristo y te bendecimos…

Meditación

Ante la situación de la mujer migrante vemos, de nuevo, nuestra humanidad caída, maltratadas, violadas, esclavizadas, asesinadas… No son ellas las que pierden su dignidad de hijas de Dios, son quienes abusan de ellas los que no respetan su propia dignidad.. Ellas nos muestran la capacidad de la persona de levantarse de nuevo, por más grande que sea la cruz impuesta siguen caminando buscando la promesa de una tierra nueva. Jesús cayó por tercera vez, se levanta de nuevo y nos da esperanza de que también nosotros podemos levantarnos siempre y mirar el nuevo amanecer.

-Señor, acuérdate de nosotros, ahora que estás en tu reino.

– Señor pequé…

Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras

Te adoramos, Cristo y te bendecimos…

Meditación

El vestido confiere al hombre una posición social; indica su lugar en la sociedad, le hace ser alguien. Ser desnudado en público significa que Jesús no es nadie, no es más que un marginado, despreciado por todos. Leyes de extranjería, cárceles para inocentes, campos de refugiados, expulsiones en caliente, exigencias inhumanas…; cuántas formas se han inventado para desnudar de su dignidad al migrante. Muchas veces nos hemos sentido así, desnudos de dignidad y derechos, a la voluntad de quien tenía poder sobre nosotros…

-Señor, Jesús, revístenos de tu inmortalidad.

– Señor pequé…

Undécima estación: Jesús es clavado en la cruz.

Te adoramos, Cristo y te bendecimos…

Meditación

En la crucifixión todo nos parece terriblemente cruel e inhumano; pero, también nuestra sociedad sigue clavando en la cruz a los migrantes. Se hace de muchas maneras. Se sigue clavando en la cruz a Jesús cuando miramos o actuamos con prejuicios ante quien viene de otro pais.

Jesús llevaba nuestros sufrimientos y nuestros dolores. Detengámonos ante la imagen de dolor del Hijo de Dios sufriente.

-Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

– Señor pequé…

Duodécima estación: Jesús muere en la cruz.

 Te adoramos, Cristo y te bendecimos…

Meditación

Era como la hora sexta, y vinieron las tinieblas sobre toda la tierra, hasta la hora nona, porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo. “PADRE, A TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU” Y, DICHO ESTO, EXPIRÓ. Hoy, hombres y mujeres, viven la misma impotencia en sus vidas, como esclavos, migrantes, refugiados, marginados, excluídos y pobres. Miles de mujeres, hombres y niños, siguen muriendo en situaciones extremas.

GUARDEMOS UN MOMENTO DE SILENCIO Y RECORDEMOS A TODAS AQUELLAS PERSONAS QUE PIERDEN LA VIDA

POR LA PASIÓN Y MUERTE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, COMPADÉCETE DE NOSOTROS, PERDÓNANOS NUESTRAS CULPAS.

– Señor pequé…

Decimotercera estación: El cadáver de Jesús es puesto en brazos de su madre.

Te adoramos, Cristo y te bendecimos…

Meditación

Era natural de Arimatea y aguardaba el reino de Dios. Acudió a Pilatos y le pidió el cuerpo de Jesús, y bajándolo lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca.

Tu madre vive la angustia y su corazón ya está roto. Ten piedad de esas mujeres que lloran a sus hijos.

Señor, con María te decimos: “Hágase en mí según tu Palabra”.

– Señor pequé…

Decimocuarta estación:  El cuerpo de Jesús es depositado en el sepulcro.

 Te adoramos, Cristo y te bendecimos…

Meditación

Al pie de la cruz estaba María, su madre, la hermana de su madre, María Magdalena y el discípulo que él amaba. Llegan también un hombre rico, José de Arimatea y Nicodemo, miembro del Sanedrín, al que Jesús había anunciado el misterio del renacer por el agua y el Espíritu. En la hora del gran luto, de la gran oscuridad y de la desesperación, surge misteriosamente la luz de la esperanza. La Iglesia de Jesucristo, su nueva familia, comienza a formarse con la dignidad de hijos de Dios.

-Señor, yo creo, pero aumenta mi fe.

– Señor pequé…

Decimoquinta estación: A la espera de la resurrección.

Te adoramos, Cristo y te bendecimos…

Meditación

En el momento de su sepultura, comienza a realizarse la palabra de Jesús: «En verdad, en verdad os digo: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, dará mucho fruto» (Jn 12,24). Jesús es el grano de trigo que muere. ¡Qué fecunda es para nuestra Iglesia, nuestra fe sufrida y probada en el víacrucis de la inmigración! ¡Cuánta falta nos hace la oración, el compromiso y la denuncia de todos como Iglesia ante las injusticias cometidas a nuestros hermanos, y también nos hace falta saber pedir y otorgar el perdón!

Canto: ¡VICTORIA! TU REINARAS, OH CRUZ TU NOS SALVARAS

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