El Papa Francisco nunca ha ocultado su gran preocupación por el sufrimiento que experimentan millones de hombres, mujeres, niños y niñas que son objeto de trata y esclavitud. Se encuentran entre las personas más deshumanizadas y descartadas hoy día en todo el mundo.La Trata de Personas, dice, es un «atroz agelo»1, una «plaga aberrante»2y una herida «en el cuerpo de la humanidad contemporánea»3.
A principios de 2015, el Papa Francisco dedicó su Mensaje anual para la Jornada Mundial de la Paz a la lucha contra la Trata de Personas: «Estamos frente a un fenómeno mundial que sobrepasa las competencias de unasola comunidad o nación» y, por lo tanto, «se necesita una movilización de dimensión comparable a la del mismo fenómeno»4.
En septiembre de 2015, el Santo Padre, dirigiéndose a las NacionesUnidas, a rmó que males como «la trata de seres humanos, el comerciode órganos y tejidos humanos, la explotación sexual de niños y niñas,el trabajo esclavo, incluyendo la prostitución» no se pueden resolver solo con «compromisos solemnes». «Debemos cuidar que nuestras instituciones», así como todos los esfuerzos que estamos realizando, «sean realmente efectivos en la lucha contra todos estos agelos»5.
Las Orientaciones Pastorales sobre la Trata de Personas tienen como objetivo proporcionar una clave de lectura de la trata y una comprensiónque motive y apoye la tan necesaria lucha a largo plazo.