Esposados y sin comer ni beber, hemos viajado como esclavos


Canarias y Senegal: el luto del Atlántico

La Iglesia de las islas celebra tímidamente el cierre, 100 días después, del campamento del “muelle de la vergüenza”

Rubén CRUZ

Vida Nueva, nº 3,203, 5-12 Diciembre 2020, página 18

El campamento militar de Barranco Seco y el antiguo colegio León de Las Palmas –éste último en proceso de habilitarse- serán los dos espacios en los que pasarán sus primeras 72 horas las personas que lleguen a bordo de los cayucos a la isla de Gran Canaria. Al menos, su`puestamente, porque la Iglesia y las ONG en el archipiélago ya han denunciado que algunos jóvenes llevan más de diez días en Barranco Seco – “y tampoco son condiciones óptimas para nadie”, apostilla López.

Este drama humano y humanitario se llora a ambos lados del Atlántico: Canarias y Senegal están de luto. Los obispos de Senegal, Mauritania, Cabo Verde y Guinea-Bissau se han solidarizado con el dolor de las familias en duelo. “Rezamos por los desaparecidos y por sus seres queridos”, reconocieron al término  de su reciente asamblea. “En diálogo con personas locales nos dicen que las familias están de luto por las muertes en el mar, que suponen unas 1.000 vidas”, apunta López. En Orzola (Lanzarote), donde los propios vecinos rescataron el 25 de noviembre a una patera a la deriva –que dejó ocho muertos- se vio la solidaridad del pueblo canario.

“Lloramos nosotros como llora Senegal? Pues sí, nos duele”, sentencia la voz diocesana de Migraciones. No obstante, la ola de xenofobia también ha llegado a las costas de las islas. “Hay un sector, que quiero pensar que es minoritario, puesto que nosotros hemos sigo migrantes, que está comprando los discursos xenófobos”, reconoce.

Deportar “esclavos”

Las deportaciones ni siquiera están siendo en caliente, De hecho se fletó un vuelo –al que algunos han puesto el sobrenombre de ‘repatriación’-. “Les llevaron esposados, y pasaron 24 horas sin comer, ni beber, ni ir al baño. Tampoco les llevaron a sus lugares de origen, los soltaron en la frontera de Mauritania y Senegal para que cada uno siguiera su rumbo”, relata, tras recibir el testimonio de algunas de esas personas, que le aseguraron haber viajado “como esclavos”.

Pese a todo, volverán a arriesgar su vida. “Piensan volver, porque allí no tienen nada. No vienen por capricho. La alternativa es que se forme a estos jóvenes en origen”, afirma López. Y asevera: “No les obliguemos a huir”.

Así, pide a los políticos “vías seguras, visados humanitarios, el fin de los CIE (Centros de Internamiento de Extranjeros) y modificar una ley de extranjería injusta”. Además, insta a poner el foco en los MENA (Menores Extranjeros No Acompañados), pues Canarias ya custodia a 2.149. De hecho, el Gobierno de Pedro Sánchez aprobó el 1 de diciembre subvenciones de 16’4 millones de euros para su atención. “La cara de la migración forzosa no es agradable, pero, si les ponemos nombre, no enriquecemos mutuamente, No nos podemos perder esa riqueza cultural”, concluye.

 

 

 

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