Guión litúrgico para la misa de la Jornada del Migrante

Hacia un “nosotros”

cada vez más grande

 

Jornada Mundial

del Migrante y del Refugiado

 

 

Subsidio litúrgico

para el celebrante

 

 

 

XXVI Domingo del tiempo ordinario

 

Domingo 26 de septiembre de 2021

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA           www.conferenciaepiscopal.es

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA

 

El texto de esta obra es propiedad de la Conferencia Episcopal

Española, a quien compete conceder el derecho de reproducción

Conforme a lo establecido por la instrucción Liturgiam aythenticam,

Promulgada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina

De los Sacramentos (28 de marzo de 2001), así como por las normas y

Leyes civiles vigentes.

 

 

RITOS INCICIALES

 

CANTO DE ENTRADA

 

Reunido el pueblo, el sacerdote con los ministros va al altar, mientras se entona el canto de entrada: Vienen con alegría (CLN, 728) u otro canto apropiado. Si no hay canto de entrada, los fieles o algunos de ellos, o un lector, recitarán la antífona de entrada (Cf. Dan 3,31.29-30-43-42)

 

Cuanto has hecho con nosotros, Señor, es un castigo merecido, porque hemos pecado contra ti y no hemos obedecido tus mandamientos; pero da gloria a tu nombre y trátanos según tu gran misericordia.

 

SALUDO AL ALTAR  Y AL PUEBLO CONGREGADO

 

Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan, mientras el sacerdote dice:

 

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

 

R/. Amén

 

El sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo diciendo:

 

La paz, la caridad y la fe,

De parte de Dios Padre

Y de Jesucristo, el Señor,

Estén con todos vosotros.

 

R/. Y con tu espíritu.

 

MONICIÓN DE ENTRADA

 

El sacerdote, el diácono u otro ministro idóneo, hace la siguiente

monición sobre el sentido de la jornada:

 

Miremos  a  nuestro  alrededor.  Seamos  muchos   o pocos,

formamos una comunidad, que hoy se ha reunido en asamblea en torno al altar del Señor. No celebramos la eucaristía individualmente, somos un “nosotros” hacia el Señor. Somos una parte del santo pueblo de Dios diseminado

por todo el mundo. Precisamente este domingo la Iglesia celebra en todas partes  la Jornada Mundial del Migrante y

del Refugiado. De este modo recordamos que la realidad de

las migraciones es un “signo  de los tiempos”.   Que, junto a

las personas migradas y refugiadas, es el Señor resucitado quien llega y espera de la Iglesia la acogida integradora que

reclama siempre la Palabra de Dios. El lema que el papa Fracisco nos propone este año nos invita a situarnos ante las migraciones como ante una oportunidad para profundizar en la catolicidad de la Iglesia,  en su universalidad.  Cada  uno

de nosotros,  a  partir  de  la  comunidad  en que vive, ha de

contribuir a que la Iglesia sea siempre más inclusiva: “Hacia un ‘nosotros’ cada vez más grande”.

 

ACTO PENITENCIA (TERECRA FÓRMULA)

 

El sacerdote invita a los fieles al arrepentimiento:

 

Jesucristo, el justo, interceder por nosotros y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro espíritu al arrepentimiento para acercarnos a la mesa del Señor.

 

Se hace una breve pausa de silencio. Después, el sacerdote, u otro ministro, dice las siguientes invocaciones:

 

Tus mandamientos son verdaderos: Señor, ten piedad.

R/. Señor, ten piedad.

Ayúdanos a conocer nuestras faltas: Cristo ten piedad.

R/. Cristo, ten piedad.

Absuélvenos de lo que se ns ocultab: Señor, ten piedad.

R/. Señor, ten piedad.

 

El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:

 

Dios todopoderosos

Tenga misericordia de nosotros,

Perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

 

HIMNO

 

A continuación se canta (cf. CLN, cantos que van precedidos por la letra C) o se dice el himno Gloria a Dios en el cielo.

 

ORACIÓN COLECTA

 

Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice: Oremos.

 

Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio Acabado durante unos momentos. Después, el sacerdote, con las manos extendidas, dice:

 

 

 

 

 

Oh, Dios, que manifiestas tu poder

sobre todo con el perdón y la misericordia,

aumenta en nosotros tu gracia,

para que, aspirando a tus promesas,

nos hagas participar de los bienes del cielo.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo…..

 

LITURGIA DE LA PALABRA

 

MONICIÓN A LAS LECTURAS

 

“Ojalá todo el pueblo fuera profeta y recibiera el Espíritu del Señir”. La Palabra de Dios nos ayuda a situarnos como parte de un pueblo más grande, de un “todo consagrado al Señor”, pueblo que ha recibido en el bautismo el Espíritu del Señor, que nos capacita para el testimonio profético, la coherencia entre la fe y la vida, articulada siempre por la misericordia y el amor al prójimo.

 

El apóstol Santiago nos regala una lectura creyente del momento social de su tiempo.

 

Y en el Evangelio, Jesús nos invita a desprendernos de las fronteras mentales o afectivas. El “’nosotros’ cada vez más grande”  ha de sustituir al “no es de los nuestros”.

 

Escuchemos con atención.

 

 

 

 

NOTAS PARA LA HOMILÍA

 

  • Como cada domingo, tratamos de relacionar el momento, el contexto vital de cada comunidad y el contexto más universal, con la Palabra de Dios, fuente de criterio y discernimiento para promover a todos los niveles de la vida eclesial, “cultura del encuentro” y “comunidades acogedoras”.

 

  • El papa Francisco en Fratelli tutti ofrece una clave que puede orientar transversalmente no sólo la homilía de hoy, sino también

 

  • La acción pastoral de todo el curso: “Pasada la crisis sanitaria, la peor reacción sería la de caer aún más en un fiebre consumista y en nuevas formas de autopreservación egoísta. Ojalá que al final ya no estén “los otros”, sino sólo un “nosotros” (Fratelli tutti, n.35).

 

  • El protagonista de la primera lectura es el Espíritu que impulsa a los hombres y mujeres de cada tiempo. Ante la reacción integrista de Josué, asustado por la acción del Espíritu, que rompe sus esquemas, Moisés interviene afirmando que es todo el pueblo el que está llamado a profetizar. Y profetizar significa abrirse al don del Espíritu y ponerse al servicio de todos para transmitir la voluntad salvadora e inclusiva de Dios. ¿Qué está resquebrajando o dividiendo el “nosotros” en esta comunidad?;           ¿qué construye y visibiliza mejor el “nosotros”, cada vez más grande en esta comunidad?

 

  • El apóstol Santiago cuestiona con dureza la riqueza producida por medios ilícitos o injustos, la cultura de acumular mientras otros pasan necesidad. Nos anima a poner en evidencia y a evitar la “cultura del descarte”. ¿Con qué gestos y medios salimos al encuentro y acogemos a migrantes, refugiados y víctimas de la trata en esta comunidad para manifestarles el amor del Señor por ellos?

 

  • En el Evangelio, de nuevo Jesús amplía la mirada de los suyos. Frente a una mirada restrictiva y exclusivista, Jesús resalta que todo el que hace el bien no puede estar contra aquel que vino a hacer el bien a la Humanidad. Toda persona es capaz del bien, porque todas recibimos los dones de Dios. Por lo mismo, allí donde se trabaja por el bien común, donde se abren las puertas a los descartados, a los vulnerables, a la interculturalidad, allí los cristianos pueden y han de participar. El Señor nos pedirá cuentas de nuestras acciones.

 

  • El lema de la Jornada Mundial de este año y su fundamento evangélico funciona como antídoto frente a quienes acostumbran a dividir o amedrentar. Ayudemos a cambiar mentalidades para ir transitando, de la frontera que categoriza con el “de los nuestros” y “no de los nuestros”, al puente que construimos desde el “’nosotros’ cada vez más grande”, para pasar de los discursos de hostilidad y de miedo al otro, a la “cultura del encuentro”. ¿Cómo se concreta eso en nuestra comunidad?

 

  • Estamos llamados a profetizar y soñar juntos. No debemos tener miedo de soñar y de hacerlo juntos como una sola Humanidad, como compañeros del mismo viaje, como hijos e hijas de esta misma tierra que es nuestra casa común, todos hermanos y hermanas (cf. Fratelli tutti, 8)

 

ORACIÓN UNIVERSAL

 

Oremos al Señor, nuestro Dios:

 

Por el papa Francisco, los obispos y todos los que formamos el Pueblo de Dios, llamados por el Evangelio a promover y construir comunidades acogedoras e inclusivas, hacia un “nosotros” cada vez más grande. Roguemos al Señor.

 

Por nuestros gobernantes y por quienes se dedican a la vida política. Que contribuyan con su actividad a defender y promover la dignidad de toda vida humana, trabajando al servicio de la justicia y el bien común. Roguemos al Señor.

 

Por las personas migradas, refugiadas o desplazadas en nuestro país, en las fronteras y en todo el mundo. Que les asista el Espíritu de fortaleza y consuelo; que, con nuestra actitud, encuentren caminos de integración y condiciones para un futuro de trabajo, dignidad y paz. Roguemos al Señor.

 

Por las personas víctimas de la trata con fines de explotación laboral, sexual o de otra índole. Que el Espíritu de Dios las  acompañe en su camino hacia la liberación y reintegración en la sociedad y despierte en nuestras comunidades conciencia y solidaridad, Roguemos al Señor.

 

Por nuestros niños y jóvenes migrantes no acompañados. Por nuestras comunidades, llamadas a situarse ante la diversidad y la interculturalidad como ante una oportunidad para responder con fidelidad al Evangelio. Roguemos al Señor.

 

Por nosotros, reunidos en esta asamblea litúrgica. Que la participación en la eucaristía ensanche nuestro corazón y nuestra vida para dar cabida a todos los que sufren, dando así testimonio del amor de Cristo por todos. Roguemos al Señor.

 

Escucha, Señor, nuestras súplicas y realiza en nosotros la unidad en la fe y en el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

R/ Amén.

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

 

Oremos.

 

Señor, que el sacramento del cielo

renueve nuestro cuerpo y nuestro espíritu,

para que seamos coherederos en la gloria

de aquel cuya muerte hemos anunciado y compartido.

Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

R/ Amén

BENDICIÓN SOLEMNE

 

Dios todopoderosos aleje de vosotros toda adversidad

y os conceda la abundancia de sus bendiciones.

R/ Amén.

 

Que él os de un corazón tan dócil a su Palabra,

Que encuentre su gozo en los dones eternos.

R/ Amén.

 

Y así, siguiendo el camino del bien,

avancéis por la senda de los mandatos divinos

y lleguéis a ser coherederos del reino de los santos.

R/ Amén.

 

Y la bendición de Dios todopoderoso,

Padre, Hijo + y Espiritu Santo,

Descienda sobre vosotros y os acompañe siempre.

R/ Amén.

 

DESPEDIDA

 

La alegría del Señor sea nuestra fuerza.

Podéis ir en paz.

R/ Demos gracias a Dios.

 

 

 

 

 

ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO

 

Padre santo y amado,

tu Hijo Jesús nos enseñó

que hay una gran alegría en el cielo

cuando alguien que estaba perdido

es encontrado,

cuando alguien que había sido excluído.

rechazado o descartado,

es acogido de nuevo en nuestro “nosotros”.

que se vuelve así cada vez más grande.

 

Te rogamos que concedas a todos los discípulos de Jesús

y a todas las personas de buena voluntad

la gracia de cumplir tuvoluntad en el mundo.

Bendice cada gesto de acogida y de asistencia

que sitúa nuevamente a quien está en el exilio

en el “nosotros” de la comunidad y de la Iglesia,

para que nuestra tierra pueda ser,

tal y como tú la creaste,

la casa común de todos los hermanos y hermanas.

Amén.

 

 

 

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