El silencio ante la trata te hace cómplice

Entreevista a Mabel Lozano, premio Goya al mejor cortometraje documental y premio Carisma de comunicación de la CONFER-

Este tema es la cruzada fundamental de mi vida

No es sólo que las exploten, es que las asesinan para que no los denuncien

En marzo de 2020 recibió el diagnóstico de que padecía una grave enfermedad de la que ya está recuperada, y en este 2021 se acaba de alzar con el máximo premio del cine español, el Goya al mejor cortometraje documental por «Biografía del , cadáver de una mujer». Ahora suma también el Premio Carisma de Comunicación otorgado por la Confederación Española de Religiosos (CONFER).

¿Cuántas horas de trabajo y de dolor hay detrás?

Más que horas, días o meses, han sido años. En concreto, desde 2004, cuando conocí a Irina, una chica rusa víctima de la trata, engañada por un «noviete», y que habían metido en un club de Madrid. Al año siguiente hacía mi primer documental, aunque no lo vio ni mi madre.

Este tema ¿es una de las cruzadas de su vida?

Sí, la cruzada fundamental de mi vida. Irina me demostró que los destinos nuna son los lugares.  Al llegar de mi pequeño pueblo de Madrid, pensé que era mi sitio, una capital que me ofrecía alternativas. Cuando la conocí me dí cuenta de que los lugares son formas de ver la vida. Ella me hizo ver que esos macroburdeles que vemos en las carreteras son lugares de esclavitud. Pero lo hemos normalizado. Ella me sacó del círculo de  confort en el que estamos. En estos meses, he hecho en «El País» tribunas relacionadas con mi documental que abordaban el nombre de una víctima asesinada en situación de prostitución. Lo reenviaba a mis contactos y una  amiga me suplicó que no se lo mandara más porque prefería no saber nada, porque le revolvía. ¡Claro! Es más cómodo no querer saber, pero el silencio es cómplice.

El documental nos habla de una mujer asesinada por su anntiguo proxeneta… ¿es la secuencia normal?

Los proxenetas, con esos asesinatos, mandan un mensaje de advertencia a las mujeres: «Si me denuncias, mira lo que te puede pasar». Siempre se dice que hay más prostotución voluntaria que trata, pero ¿alguien me puede contar qué es voluntario? ¿Alguna mujer en situación de máxima vulnerabilidad en su país de origen quiere venir a España  a ejercer la prostitución porque le apetece? Se llama necesidad, precariedad. Cuando les preguntamos: «¿Por qué no denunciáis?», la respuesta es clara y siempre la misma: temen que las asesinen.

Muchas morirán, otras conseguirán salir… pero algunas ¿se integran en las propias organizaciónes por supervivencia?

Muchas son asesinadas -no mueren- a manos de sus proxenetas o, la mayoría, a manos de hombres que van a comrar sexo de pago. Hoy en 2021, hemos encontrado en mi productora una cifra: 47 mujeres asesinadas en situación de prostitución.  Algunas se verán obligadas a rebajar la calidad del burdel hasta terminar en la calle, otras sí se integran, pero porque no tienen herramientas , ni papeles, ni salidas. Se quedan vinculadas a la organización como «mamis de confianza», o de limpieza, o las que llevan el gramito de coca. ¿Dónde podrían ir? ¿Dónde están las políricas de integración?

Su día a día, ¿cómo es? ¿Dormir, recibir su dosis de droga para ser «dócil» y «trabajar»?

Sí, pero no llames trabajo a la prostitución, porque no lo es. Es una de las formas de violencia más antigua hacialas mujeres que existe, Las compran como si fueran sacos de carne. Lo dije en el discurso de losPremios Goya. Son mujeres cosificadas, deshumanizadas, que no valen nada ni le importan a nadie. Cuando las asesinan,  nadie se hace eco.

¿Quién es el cliente? ¿Es diferentes según su clase social?

Las «pretty woman» tienen más que ver con el imaginario  del cine que con la sórdida realidad.  El albañil que va a un burdel barato es igual que el empresario que acude a un club de lujo. Como me dijo una amiga peruana, el hombre, por más pobre que sea, siempre tendrá dinero para comprar a una mujer, porque siempre habrá una mujer más pobre que él.

¿Cuánto españoles pagan por sexo?

El 38% de los hombres españoles son demandantes de sexo de pago. Es una estadística que dice que ocho millones y medio de españoles, de todas las clases sociales y distintas edades, lo hacen. Culturalmente, la prostitución está muy arraigada y normalizada en nuestro país.  Somo un país de puteros, y lo puedes decir así de claro. El toro de Osborne no es nuestro símbolo sino todos los bares de lucecitas de todas las carreteras de España. Lo único que ha cambiado ha sido el perfil del consumidor. Antes eran hombres de mediana edad, casados y con hijos. Ahora son jóvenes, y quieren que les hagan lo que ven en las pelis porno.

El inicio ¿está en el porno?

Somos un país muy pudoroso, no se habla a nuestros menores de sexualidad, y ellos se educan en la pornografía. Piensan que es la realidad de la sexualidad. En mi libro «Pornoexplotación» lo contaba: curiosamente ningún joven consume porno, pero todos lo hacen, y los padres miran para otro lado. Nunca ha sido tan accesible ni tan agresiva. La sexualidad, sin hablar de moralidad ni de amor, es empatía: tú quieres y yo quiero, tú me deseas y yo te deseo. En igualdad.

Entrevistó: ÁNGES LÓPEZ

FUENTE: Vida Nueva, nº 3.218, 10-16 Abril 2021, págs. 18-19.

 

 

 

 

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